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3 de mayo de 2011

Torito Bravo, rabito de palo

Torito Bravo, rabito de palo:

Mi torito es bravo, escarba la tierra, relincha por la puna, corre delante de la manada. Sus mugidos parecen advertencias de guerra. Cuando me ve, tal vez recordando sus años de becerro se acerca a lamer mi mano. Cuando siento su respiro en mi mano siento el cariño del amigo de infancia, del hermano, del compañero de juegos.


Pasamos los días de su corta infancia compartiendo la ubre de la mamá “Negra”. El era pequeño, tierno, juguetón. Su cola bailaba una danza genuina mientras cabriolaba por el entero corral antes de dejarse capturar. Entonces yo lo abrazaba y acariciaba su húmedo hocico, sus ligeras patas y su piel de terciopelo. Un día entre juegos, usando mi poncho como capa, aprendí a torear y él a cornear.

Ahora él, a sus cuatro años, ha crecido y yo me veo pequeño a su lado. Anda buscando entre mugidos retadores al posible rival que le intente disputar la ternera del pastizal. Cuando ve un extraño merodear la puna se enfurece y a cornadas lo mete fuera de combate.

Cuando lo veo, en la plaza de toros, corretear al torero, ruego que le dé una buena lección de amistad, para que en el mundo se acaben las guerras entre el hombre y el animal. Para que indulten a mi toro rabito de palo para que no termine como carne de camal.

El jurado ha indultado a mi toro, por jugar limpio y ser muy leal. Nos volveremos a la puna a buscar a su ternera que la espera para jurarle su amor.

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